Ñu: Viejos himnos para nuevos guerreros

Disco: Viejos himnos para nuevos guerreros
Autor: Ñu
Año: 2011
Sello: Santo Grial

Ocho años después de "Títeres" de 2003, aparece este nuevo disco de Ñu. Y es que Ñu funciona a la orden, disponibilidad y deseo del señor José Carlos Molina, que ha tenido a la banda en barbecho durante unos cuantos años para desquitarse por fin con un disco impresionante. Curiosamente, él mismo ha comentado varias veces que "Títeres" fue un trabajo que hizo forzado, sin convicción y quitándoselo de encima en un momento, mientras que ahora tenemos un exquisito guisado de carne de Ñu cocinado a fuego lento y sazonado con todos los ingredientes que a todos los fans nos vuelven locos de la banda. Y eso que, como el señor Molina es un genio hasta cuando no quiere y hace las cosas con desgana, muchos seguimos apreciando "Títeres" como un buen disco y con varios temas realmente aprovechables…

Pero bueno, es cierto que el anterior era un trabajo diferente, roquero, directo, inmediato, de temas cortos y consumo rápido… y en este caso nos encontramos justo con lo contrario. De hecho, de primeras hay que decir que no es un disco fácil de escuchar, al menos en una primera aproximación, y que necesita más de un par de escuchas para pillarle el punto. Aunque luego ocurre lo de siempre con los discos especiales, que poco a poco la flauta te acaricia, la fuerza de las guitarras se te mete hasta dentro, las acústicas te hipnotizan, la voz única y ese feeling inimitable del maestro te hechizan, el toque "novedoso" del teclado Hammond te transporta a un viaje único… Hasta que llega un momento en el que el disco se convierte en imprescindible y en una de esas joyas únicas que llevábamos tantos años esperando de ÑU mientras José Carlos seguía un poco escondido en su Sacedón (Guadalajara), donde reside desde hace años, dedicado a sus conjuros y tribulaciones particulares.

Dicho esto, hay que comentar que contiene sólo 8 temas pero son largos y complejos (o más bien trabajados, por hablar con propiedad), sinfónicos, barrocos y extravagantes pero con la personalidad molinesca 100% impresa en cada uno de ellos. Y aún así resulta un disco cercano, amable y quizás más autobiográfico que otras veces (de hecho, el análisis de las letras del disco, siempre geniales, requerirían un capítulo de la crítica aparte). Musicalmente es curioso cómo lo que más destaca es una mirada atrás muy evidente, quizás empujado por la importancia del teclado de Peter Mayr en la actualidad de ÑU. Pero realmente lo que ocurre es que es un disco más cercano a los 70 que nunca, quizás acordándonos de trabajos como "Cuentos de ayer y de hoy" o "A golpe de látigo" en una primera escucha (además de su indisimulado amor por gente como Yes, Asia, Uriah Heep y sobre todo Jethro Tull). Por otro lado, a José Carlos le gustaron mucho las experiencias más acústicas y desnudas de trabajos como "Cuatro Gatos" y "La taberna encantada" (dos discos deliciosos, todo sea dicho), y aquí se muestran éstas también profusamente. Y finalmente, si a este extraño pero genial mejunje le añadimos unas pizcas más heavies y rotundas de trabajos como "La danza de las mil tierras" e incluso "Requiem" (quitando la parte más oscura y tétrica/moderna de aquel), nos encontramos con algo aproximado de lo que encontramos en "Viejos himnos para nuevos guerreros".

Hay que explicar también que la producción es obra del propio José Carlos, que ha hecho un trabajo excelente, y que en el disco aún estaba con la banda el gran Manolo Arias como guitarrista (que también ha participado en la composición de algunos temas), con lo que la excelencia sonora está asegurada. A ellos se une, como decía, ese veterano y sabio de los bosques austriacos llamado Peter Mayr, al que Molina descubrió en algún momento de los tiempos recientes, y le ha dado los galones de segundo capitán del barco para que desde su particular Hammond de vieja escuela dirija también los nuevos/viejos designios de la maquinaria sonora y juglaresca de ÑU. Por otro lado, sigue con él su fiel escudero Javier Bumper a la batería, aunque el bajo ya no lo grabó Gorka Alegre sino Ramón Álvarez, para seguir engordando la amplísima lista de músicos que han pasado por ÑU a lo largo de la historia.

Y comentado esto, hay que hacerse eco de que obviamente en el disco no sólo suena el esquema clásico del rock de guitarra, bajo, batería y voz (y Hammond), sino que no faltan flautas, mandolinas, arreglos semiorquestales y detalles acústicos para darle ese toque único de fantasía, ambientación mágica y momentos preciosistas que siempre han sido marca de la casa. Incluso hay que citar en este punto la colaboración de la violinista Judith Mateo y de su marido irlandés Danny Doyle con el Bodhram (instrumento tradicional celta). Pero que nadie me malinterprete, que en el álbum también hay bastante heavy metal, rock duro e incluso pinceladas power, ¿eh?, que lo de que el león de la melena perfecta se haya domesticado nada de nada (como no podía ser de otro modo, por supuesto).

Pasamos a hablar de los temas si os parece y comenzamos por el corte más largo que, como diría el Molina, ¿no queríais ÑU?, ¡pues tomar dos tazas!, jeje. No, bromas aparte, empezamos directamente por un tema excelente como es "Arreando mi suerte", largo, intenso y totalmente majestuoso (toda una lección magistral de musicalidad y de cómo marcar tempos dentro de un mismo tema) para abrir boca. En "Cantarás sin fe" ya entra el punto más heavy/power con un corte acelerado y con mucha fuerza (y con estribillo excelente), que incluso te puede hacer acordarte de joyas incunables como "Nessa", "Fuego" o incluso "Cruz de hierro". "Hoy por tí dejaría mi piel" impone el punto medieval y juglaresco, a lo "Cuatro Gatos" o "La taberna encantada" que decíamos antes, en un tema semiacústico (aunque aparecen las guitarras a mitad del tema) pero con muchísimo encanto. El punto épico, macarra y molinesco aparece en "La tentación de Cristoforo Orsino", puro rock duro con buen teclado de fondo y José Carlos demostrando que no ha perdido ni puño ni pluma en la voz (y atención a la letra).

A mitad del disco nos encontramos con el single y el tema homónimo, algo más directo y heavy y con personalidad de clásico de ÑU de toda la vida. Comenzando con teclado señorial para después entrar las guitarras a cuchillo (a lo Jero, no lo puedo expresar mejor), en un tema muy clásico y potente pero a la vez con mucha musicalidad. En "El invento de sentir" nos encontramos a un Molina más desnudo y sincero, dando forma a una canción de ésas que se quedan y que a la vez dan buen rollo pese a la nostalgia que transmite en música y letra. Corte acústico, con arreglos orquestales y la voz más dulce del Molina dando prestancia y clase a uno de los mejores temas (¿autobiográfico?) del disco. "Serafín" aporta el punto divertido y gamberro en un tema simpático y vacilón, incluso cotidiano y costumbrista, pero que a la vez tiene un encanto espectacular. Retratando en la letra a uno de esos personajes que se inventa o conoce Molina de vez en cuando, es una canción de tempo reposado de las que en directo te obligan a bailar y sonreír (flauta e ironía mediante) pero que a la vez coincide con una de aquellas que en el disco has pinchado previamente una y otra vez.

Para cerrar, Molina se sigue desnudando en "Siempre en escena", sincera, intensa al máximo y muy autobiográfica (a no ser que él nos diga lo contrario, que no lo creo). Es una de esas canciones a lo "Cuatro gatos" o "Esperando", quizás con un toque más amargo y/o grandilocuente, que te hacen admirar más a un personaje único como José Carlos, y es que, como dice en el tema: "halagos y aplausos unidos a la envidia… aunque en este teatro me he dejado media vida, pero aún no he perdido la partida".

Atractiva, particular y efectiva portada aparte (que me ha gustado), quizás hubiera sido más correcto llamar al disco al revés: "Nuevos himnos para viejos guerreros", pero como Molina será tozudo, protestón, irreverente y rebelde hasta la muerte, seguro que lo ha hecho así a propósito. De hecho, me decepcionaría si no hubiera sido así porque, como se suele decir, no cambies nunca, viejo juglar (o guerrero), y que en este imperio de paletos sigas siendo tú el que siempre rema a contracorriente. Eso sí, aunque la espera ha merecido la pena con creces, para la próxima no nos hagas esperar tanto, por favor.

Tracklist:

01. Arreando mi suerte
02. Cantarás sin fe
03. Hoy por ti dejaría mi piel
04. La tentación de Cristóforo Orsino
05. Viejos himnos para nuevos guerreros
06. El invento de sentir
07. Serafín
08. Siempre en escena

[Fuente: rafabasa.com]

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