Disco: La máquina del tiempo
Autor: Los Marañones
Año: 2020
Sello: Perdición
Existe el sonido Marañones, que vuelve cargado del misticismo que viaja
'Desde el más allá'. Es un sonido que busca (y consigue) trascender,
como las historias que cuentan. Este disco solo se podía llamar 'La
máquina del tiempo'; es un constante viaje lisérgico por las dimensiones
del imaginario Marañones, es la propuesta de un viaje continuo «huyendo
del murmullo del pasado, como sombras acechando tras la puerta».
Recorremos con ellos paisajes en los que por los sueños se navega y el
tiempo es relativo, casi irrelevante, es un viaje hacia delante o atrás.
Es también un constante viaje interior en el misticismo de 'El
infinito, tú y yo', ese misticismo en el que entran las grandes
cuestiones, pero el ideario sigue siendo ferozmente suyo, son las
canciones de amor y desamor, como 'No tienes corazón'. Son ellos, desde
el Big Bang a la intemporalidad de sus canciones.
También existe el ritmo Marañones, ese que da la punta del pie de Miguel
Bañón en cada compás, dure lo que dure el concierto, pasen los años que
pasen. La punta del pie de Bañón es la cadencia de la edad que tenemos
pateando las tablas de la historia del rock en España, desde 'Boie Bagat
Wo' a 'El nómada' pasando por 'Sexy Dream'.
Hay una historia propia del sonido Marañones que tiene capítulos
completos de beat y psicodelia, pero el pie de Bañon no deja jamás de
golpear las tablas como solo él puede hacer. Prácticamente todos sus
sonidos, de forma coherente, reaparecen en La máquina del tiempo.
El sonido Marañones ha ido creciendo. Es una genealogía y una geografía
descolocada en la que el mundo, tan ancho como quiera ser, tiene su
centro en Murcia. Sobre los diferentes discursos musicales, ha pasado un
factor omnipresente en la música de Los Marañones: la inteligencia. El
paso de los años ha condensado historias en las canciones que han ido
abandonando ese punto críptico para narrar la vida, pero no todas las
bandas pueden contar la verdad, aunque quieran. Hay que saber
escribirlas y que, una vez escritas, nos las creamos, como cuando en
'Las siete de la tarde' la vida transcurre en un tiempo medio sin que el
tiempo pase, o más bien sin que apenas nada pase en el tiempo vacío,
con el día ya dormido. Cantarle al paso de las horas, al tiempo sin
sucesos, a la nada y que la canción sea, como todas las de este disco,
deliciosa.
El sonido Marañones es como los perros mil leches. No se parecen a
ninguna raza porque son la suma de muchas, un modelo genético
perfeccionado con los infinitos coitos sin complejos. Los mil leches son
productos del amor sin fronteras, sin mirar a razas, y la música de Los
Marañones es eso llevado a la batería por Pedrín y fulminado a
trallazos rítmicos de Carlos.
Canciones como 'En el mar' en este disco no permiten ser metidas en
ninguno de los cajones. No sé qué es ese hipnótico tema, pero es que
eso, sin darte cuenta, ocurre en las piezas de orfebrería que son las
canciones de Los Marañones.
El sonido de Los Marañones es el sonido de mi vida, la banda sonora de
mi pasar por el mundo y crecer, porque crecen ellas, las canciones,
crecen ellos, Los Marañones, y crezco yo, el fan. El ir y venir de Román
por el escenario es una imagen fija en mi relación con la música, que
es mi relación con el mundo.
Hoy todo sigue, en cierta manera, igual. "Apriétate bien contra mí, bailemos en la oscuridad de mi habitación", cantan en 'Bailando en la oscuridad'. Y yo me dispongo a bailar.
Tracklist:
01. El nómada
02. Desde el más allá
03. La máquina del tiempo
04. No tienes corazón
05. Bailando en la oscuridad
06. Adónde fuí
07. En el mar
08. Las siete de la tarde
09. Hoy me siento bien
10. El infinito, tú y yo
11. La llave
12. No hay tiempo que perder
13. Cómo voy a salvar nuestra situación
[Fuente: Nota de prensa www.silbato.net, Nacho Ruiz]
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