Disco: James Dean
Autor: Voyeur
Año: 2024
Sello: Roimelo Records
La aparición de Voyeur sobre el escenario fue precisamente eso, una
aparición. Rondando las siete de la mañana, eran el último grupo en
actuar en un macrofestival de grupos ourensanos, y aquel trío de A Rúa
convirtió en irrelevantes las actuaciones de todos los que los
precedieron, incluidos Los Suaves, por lo menos para un puñado de
postadolescentes que echaban de menos en su ciudad una conexión con las
nuevas que surgían como setas por todo el país. Era mayo de 1985, y a
Ourense la Nueva Ola llegara como casi todo, con retraso y en pequeñas
dosis.
Juraría que los tres vestían de negro, que el bajista tocaba un precioso
bajo Rickenbacker al más puro estilo The Jam, y que el cantante y
guitarrista llevaba un cinturón de clavos medio caído sobre la cadera,
al modo de los grupos de la onda siniestra, la sienes casi rapadas para
que sobresaliera medio palmo la parte central de su pelo y una
espectacular Gibson Les Paul dorada. El toque exótico lo ponía el
batería, rostro afilado y piel blanca, pelo rubio y un aspecto de
rock’n’roll star ideal para estar al borde del escenario y no escondido
tras la batería. Lo mejor, sin embargo, era la música, por supuesto.
Ante nuestros provincianos ojos teníamos un grupo absolutamente
desconocido, más o menos cercano y tan provinciano o más que nosotros,
pero que sonaba como los que nos gustaban de fuera, oscuro pero
elegante, melódico y potente, con canciones que seguían en tu cabeza al
acabar el concierto. Casi amanecía, y algunos volvimos a casa con un
nuevo nombre que seguir.
Aunque Voyeur no era exactamente un grupo siniestro, sí compartían una
cierta estética que en aquellos años ya habían pasado su mejor momento.
Estaban cerca de grupos como The Chameleons o The Sound, intensos y
angustiados, sí, pero con una angustia más cercana a la experiencia
personal de la gente común y un innegable y certero instinto pop, grupos
de buena reputación y éxito moderado que por entonces daban también sus
últimos pasos. Si en otras manos el sonido envolvente del pedal de
chorus tendía con frecuencia a lo grandilocuente, en Voyeur potencia el
particular estilo guitarrero de Magín, más cercano a la guitarra
acústica y con preferencia por los arpegios sobre los solos clásicos,
una inconsciente puesta al día del folk rock americano de mediados dos
anos sesenta a base de sensibilidad post punk, algo semejante, salvando
todas las distancias, a lo que Johnny Marr bordaba en The Smiths. El
tono grave de su voz podría emparentarlo de lejos con Germán Coppini o
Jaime Urrutia, y en las letras, sencillas, telegráficas, pero no
simples, las ganas de huir del día a día luchan con esa cierta tristeza
melancólica que lo caracterizará en toda su carrera. Como apoyo, los
discretos teclados de Moncho Lusquiños y la arrolladora presencia de
Suso González, dos clásicos de la escena jazzera ourensana que aquí
recuerdan sus inicios en el rock. Quizás ahí estivo a clave da falta de
salida comercial de Voyeur.
Voyeur tocaron techo en el festival El Nuevo Pop Español de 1986, un
formato que pretendía renovar o decadente Festival de Benidorm, donde se
clasificaron por Galicia acompañando a Bromea o Qué?. Ambos quedarían
fuera de la final que ganarían los madrileños Las Ruedas ante otros como
La Granja o Héroes del Silencio. El disco con las canciones de los
finalistas prometido por el Concello de Vigo quedó en nada. Ninguna de
las dificultades que se le presentaban a un grupo tan lejano a los
centros musicales de Galicia y España iban a frenar la pasión creadora
de Magín. Llegaban ecos de la nueva música de guitarras desde los USA, y
Voyeur se transmutó en La Rosa. Las grandes canciones siguieron
llegando, aunque pocos llegarían a enterarse.
Tracklist:
01. James Dean
02. Terra estéril
[Fuente. Roimelo Records]
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