Los Limones: Palabra

Disco: Palabra
Autor: Los Limones
Sello: Carlito Records
Año: 2006

(No acierto a imaginarme lo complicado que puede resultar para un artista retomar la carrera de la composición tras un prolongado silencio, seguramente hay que encuadrar tal ejercicio dentro del contexto del ansia por “volver al ruedo” sin reparar demasiado en lo hecho con anterioridad, poniendo un especial celo en no repetir los esquemas por más exitosos que hayan podido llegar a ser, o, lo que es lo mismo, intentando hacerle guiños al proceso evolutivo lógico, pero les puedo asegurar que escribir sobre un disco de reaparición sería una tarea tan ardua como imposible sino fuera por la capacidad que tiene la memoria para refrescar conceptos musicales de tal o cual grupo cuando empiezan a sonar los acordes del disco en cuestión. Los datos van, a modo de introducción, cayendo por su propio peso).

El gran mérito hasta la fecha de Santi Santos, alma máter y líder exclusivo de Los Limones, ha sido no obcecarse con la originalidad (lo suyo no es sino pop rock de base clásica con toques country sin perder de vista su Galicia natal) y a la vez no parecerse a nadie, a través de melodías sencillas, letras tintadas de sensibilidad y estribillos que enganchan a la primera escucha. Los cambios de formación y los altibajos creativos no han supuesto mayor obstáculo para que temas, la mayoría publicados en single, como “Sun”, “Te voy siguiendo”, “Ferrol”, “No está mal la soledad”, “El tiempo pasará”, “Trenes sin destino” y tantos otros formen parte, por derecho propio, del patrimonio musical ibérico, pero quizá les faltase en su debe esa obra magna que haga más justicia si cabe a su legado y a su currículo. No dista mucho este “Palabra” que ahora editan, producido por el propio grupo y por el “siniestro” Segundo Grandío y bajo los auspicios de Carlito Records, de serlo, pese a venir precedida del doble filo de la expectación, de sobra es sabido lo fina que es la línea que separa la ilusión de la decepción, de hecho y antes de entrar en materia, yo diría que, conceptualmente, es, de largo, su mejor disco grande, una obra literaria sin desniveles llevada al terreno musical por obra y gracia del canto y la inestimable y seguramente imprescindible aportación de Alvaro Lamas, que con su steel guitar realza más aún la belleza de las “palabras” del señor Santos ... queda claro, pues, que no es casual ni improvisado el título del álbum ni los de las canciones.

No puede tener mejor arranque el disco que “Acelerado”, con la inestimable ayuda del maestro Antonio Vega que entiende y ejecuta a la perfección una historia que nos habla de lo mucho que cuesta, en clave agnóstica, paladear lentamente esos momentos mágicos con los que el amor nos obsequia de cuando en cuando.

No le va tampoco a la zaga “Emigrante”, primer sencillo extraído, en la que la gaita de Susana Seivane le resta dramatismo a las añoranzas de los que están lejos, un cuadro costumbrista hoy demasiado generalizado que ya no es patrimonio exclusivo del pueblo gallego.

Toques swing, a pesar de que hay otro tema en el disco con ese título que no tiene nada que ver con el estilo, en la extraordinaria “Reloj” y “Para (volverte a ver)”, odas (de nuevo) a la férrea dictadura del tiempo y al fantasma de la incertidumbre respectivamente que nos van adentrando en la obra sin que haya aparecido ningún atisbo de bostezo o indiferencia. Bellas resultan igualmente “Diferente”, “Agujero” y “Azules”, tiempos medios al más puro estilo cítrico y que no desentonan en absoluto en el rol de sentimientos sonoros contrastados que se dejan de palpar cuando finaliza la audición. Tras la “cañera” Everest, aparece sinuosa la voz (bienvenida de nuevo) de Miguel Costas, para echarle un cable impagable a Santi en su flirteo con la ironía de “Hablar (y escuchar)”, espléndido alegato satírico acerca del papel fundamental que ejerce la intolerancia (lingüística/no lingüística) en el absurdo de la incomunicación.

No podía tener mejor final el disco, aún con la coletilla de bonus track, que una renovada versión en lengua cervantina de “Camino de las estrellas”, todo un himno comunitario a ritmo de ska gaiteiro que, mucho me temo, acabará siendo pasto de próceres políticos y mercantiles, pero su calidad estoy seguro que nos hará que pasemos por alto tan insignificante anécdota.

Como insinuaba más arriba, hay discos que, manejados en su origen por el interés de las discográficas y los medios adyacentes, levantan tal revuelo que acaban por defraudarnos nada más ver la luz, no es, evidentemente, este el caso, esta vez los augurios emanaban del boca a boca de sus fieles, de la independencia y de los propios interesados, demasiados minuendos como para llevarles la contraria: un magnífico disco, sin duda uno de los acontecimientos del año.

01. Acelerado (con Antonio Vega)
02. Swing
03. Emigrante (con Susana Seivane)
04. Reloj
05. Para (Volverte a ver)
06. Diferente
07. Agujero
08. Azules
09. Everest
10. Hablar (Y escuchar) (con Miguel Costas)
11. Camino de las estrellas

Por Aurelio Sánchez.

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